Octubre - 2021
Cuando se habla de grandes cineastas en la mayoría de los casos la memoria nos lleva a recordar a los creadores de obras audiovisuales con gran éxito de taquilla que por lo general están respaldadas por presupuestos monstruosos. En el cine cubano, estos casos son escasos, por no decir inexistentes. El presupuesto de una película cubana no seria ni el del catering de una de estas superproducciones. Nuestros maestros del cine han tenido que echar mano de la imaginación y la creatividad para lograr filmes que pasaron a la posteridad. Ese es el caso del director que estaremos recordando en el aniversario de su desaparición física Humberto Solás.
El director del ya clásico del cine cubano Lucía, película que lleva la responsabilidad de visibilizar la vida y conflictos de las mujeres en tres etapas de la historia de nuestra isla: la guerra de independencia, la lucha clandestina contra Gerardo Machado y los primeros años del proceso revolucionario. En nuestros días Solás sería lo que llamamos un feminista a ultranza porque no se quedó ahí, sino que en su obra vemos el afán continuo de legar al mundo la historia de mujeres que de otro modo serían consideradas menores. Manuela, Cecilia, Adela son algunos de los nombres de mujer que logró inmortalizar. La filmografía de Humberto Solás es reconocible porque con herramientas que estaban muy de moda en su tiempo como el neorrealismo italiano y la nueva ola francesa, encontró su propio estilo para contar y hacer suyas historias muy cubanas, tan cubanas que hoy son universales.
Pero bueno, siento que estoy hablando de algo olvidado y muy lejano en el tiempo y no es así, Solás está aún entre nosotros, cada vez que un director presenta al mundo a un nuevo talento en la actuación, pues fue pionero en Cuba, en la utilización de no actores en sus películas como en el caso de Adela Legrá que protagonizó Barrio Cuba, Manuela, Lucía y con esta última fue por mucho tiempo la imagen de las mujeres del campo cubano. Adela fue una de sus musas, convirtiéndola en una gran actriz. Tuve el placer de conocerla en su humilde casita de Santiago de Cuba mientras realizaba entrevistas para mi documental Traslado y créanme también es una bella persona.
Humberto se encargó de poner en el mapa un pueblito pesquero que hay en Oriente. Si les estoy hablando de Gibara, del Festival Internacional de Cine de Gibara, que se lleva a cabo cada dos años y es un punto de encuentro para todos los que pretenden hacer cine con pocos recursos. En los últimos años ha perdido las ideas altruistas y un poco quijotesca con que fue creado, pero bueno al menos se mantiene como una ventana para dejar entrar un soplo de aire fresco a la producción de cine.
En el 2001 abrió el camino para la utilización de la tecnología digital soporte en el que nos dejó Miel para Oshún la primera película cubana en este formato, una road movie protagonizada por Isabel Santos y Jorge Perugorría. En un momento de su carrera se puede decir que fue uno de los privilegiados, pues contó con el apoyo incondicional del Instituto Cubano de Industria Cinematográfica, a tal extremo que el presupuesto casi total destinado a la producción de cine en Cuba entre 1979 y1982, fue utilizado para llevar cabo el filme Cecilia, adaptación de un clásico de la literatura cubana, Cecilia Valdés, muy conocida y querida por todos los cubanos. Por este y otros motivos su paso a la gran pantalla se esperó con grandes expectativas entre las que se contaba la seguridad de que se alzaría con la Palma de Oro en el prestigioso Festival de Cannes de ese año y aunque el resultado es un buen filme, no fue suficiente, pues la ganadora fue Missing de Costa Gravas compartido con Yol de Yilmaz Guney, echo que le costó el puesto como presidente del Instituto Cubano de Industria Cinematográfica a Alfredo Guevara, quien ocupaba el cargo y apostó como se dice hasta los pantalones a la historia de amor entre la mulata y el español. Si algo es reconocible de Cecilia es que generó muchas críticas tanto positivas como negativas, que por un momento lograron establecer el debate tan necesario hoy, entre la prensa y entre los críticos alrededor del estreno de una película cubana.
Algo que no se puede pasar por alto a la hora de hablar de Humberto Solás es su capacidad de estar a tono con su tiempo, de transformar su cine para mantenerlo fresco y actual, característica que convierte su obra en una especie de bitácora de la cambiante realidad de la sociedad cubana, si en Lucía vemos a mujeres abnegadas luchando por ganarse un sitio en el naciente proceso revolucionario, 37 años después nos muestra a una Magali en Barrio Cuba decidida a toda costa a abandonar la isla que la vio nacer. En esta película me quiero detener, por la cubanía que se muestra en el filme y porque hoy transitamos, por las calles de nuestra isla los personajes de Barrio Cuba. La película cuenta historias de cubanos de a pie con temas tan universales como: la emigración, la búsqueda por tener un hijo, la soledad, la prostitución, la homosexual y la familia como eje principal. Al final lo que quiere cada uno de sus personajes es encontrar la felicidad.
El filme tiene un montaje en paralelo, por lo que cada historia se va narrando por fragmento, dándole paso a la siguiente y esto hace que nos mantengamos atentos para saber que pasará con cada familia en la película. Si a usted le gusta el melodrama, Barrio Cuba es un excelente melodrama. No puedo negarles que unas cuantas veces eché mi lagrimita y es que la música está presente en los momentos más dramáticos de la historia. De hecho, es una película para actores, todos los personajes tienen un derrumbe emocional, como en la vida.
No queremos hacer spoiler porque nos encantaría que vieran la película y si ya lo hicieron por favor, véanla de nuevo, les aseguramos que la verán diferente.
Es interesante que haya explorado otras zonas de la isla, para hablar de Cuba, la mayoría de las veces se muestra El capitolio, El Morro, El Prado o El Malecón. Humberto no se conforma con esto y nos lleva a conocer barrios y hasta pueblos desconocidos para muchos, incluso para los propios cubanos. La loma del burro, Jesús María o la playa de Caletones en Gibara, son algunos de los sitios que utilizó como telón de fondo para contarnos sus historias.
Recordamos a Humberto Solás por ser pionero en la utilización de la tecnología digital en Cuba, por ser un incansable investigador de la sociedad y la cultura cubana, por no descansar en la búsqueda de nuevos talentos, por legar para las generaciones hoy día un festival que abre las puertas a muchos soñadores como él, por visibilizar para el mundo a la mujer cubana y sus conflictos. Por todo esto y por ser un hombre de éxito recordamos a Humberto Solás.
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