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Balseros

Octubre - 2021

¿Conoce la sentencia “estamos en período especial”? En diciembre de 1991 la Unión Soviética dejó de existir como país y cambió para siempre el mapa político del viejo continente. A kilómetros de distancia en Centroamérica, nuestra pequeña isla antillana, aliada y amiga del gigante ruso, como consecuencia de su caída se vió frente al duro reto de quedarse sola. Hasta este momento la economía cubana dependía casi en su totalidad de los negocios que mantenía con la URSS, por lo que la crisis que se acercaba era inminente.


La incertidumbre predominó en 1992 y ya en el 1994 gran parte de los habitantes de la isla estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de escapar del barco que parecía irse a pique, irónicamente la única forma de escapar era en cualquier embarcación que flotara. A esta década oscura el gobierno cubano la bautizó con un término un poco vago, periodo especial, ustedes pensaran que con la situación que les describo las artes y sobre todo el cine que es tan caro sufrirían la misma suerte que la carne rusa, pues no, como diría un filósofo francés del que no recuerdo el nombre El hambre suele producir poemas inmortales, la abundancia únicamente indigestiones y torpezas.

 
Las historias cubanas sobre esta época, no tan lejana en su mayoría pudieron ser llevadas a las salas de cine gracias a las coproducciones y al interés que pusieran en ellas creadores de otros países como en el caso de los periodistas españoles Carles Bosch y Josep Mª Domènech que con 770 000 euros casi un millón, vinieron a documentar la tragedia en el verano de 1994.


Ellos filmaron y entrevistaron a siete cubanos y a sus familias durante los días en que preparaban su huida de Cuba utilizando unas balsas de confección casera. Algún tiempo después, en el campamento de refugiados de la base estadounidense de Guantánamo, los reporteros pudieron localizar a los que habían sido rescatados en alta mar. Sus familias permanecían en Cuba sin noticias de ellos, salvo en el caso de una mujer que había naufragado con su balsa y se había visto obligada a volver a territorio cubano. Siete años después de que se lanzaran a las aguas del Estrecho de la Florida en busca de un sueño, el equipo de Balseros se reencuentra con aquellos personajes para descubrir cuál ha sido su destino. Esta es la sinopsis tomada de IMBD del documental Balseros que consiguió la candidatura al Premio Goya  al mejor documental y fue nominado por la Academia al Oscar en la misma categoría. Además de levantarse con un Emmy a la mejor fotografía y un coral del Festival Internacional de Cine de la Habana del 2002 entre otros galardones.


Pero más allá de los premios y nominaciones que sí, validan las obras audiovisuales. Los directores con la ayuda en el guion de David Trueba, si, uno de los hermanos del aclamado director Fernando Trueba, lograron ir más allá de solamente documentar los hechos que ocurrieron en esos años tan tristes para muchos cubanos Y nos mostraron las dos caras de la moneda: arriesgar la vida en una balsa para lograr mejoras económicas y como llegar a los Estados Unidos para lograr establecerse termina siendo otro conflicto y sí, entre estas dos aguas se mueve Balseros.


Hay una frase que me encanta de la película Fresa y Chocolate y es que el arte está hecho para hacer sentir y pensar a la gente algo que aun hoy, 16 años después este documental logra con creces mover emociones, por lo cercanas que nos quedan esas historias a nosotros los cubanos y a cualquier inmigrante del mundo. Ahora yo me pregunto quién no ha sentido, incertidumbre, desesperanza y la necesidad de escaparse, aunque sea solo por un tiempo y a esto súmele el hecho de que tener tres comidas diarias sea un lujo y entonces estará de acuerdo conmigo en que Balseros es una de las historias mejor contadas sobre el desarraigo.

  
El propio documental sirvió de puente entre los inmigrantes cubanos y sus familias en la isla, ya que utilizando la tecnología que se tenía en el momento o sea la cámara digital, se establecía un puente de comunicación entre los de aquí y los de allá o entre los de la Habana y Guantánamo. Esto es interesante porque se grabaron reacciones genuinas por ambas partes en el documental. Algo que ya habíamos visto en otros materiales como por ejemplo en el documental Por primera vez de Octavio Cortázar que recoge las reacciones genuinas de algunos habitantes en el municipio de Baracoa donde un camión de cine móvil muestra a los campesinos imágenes en movimiento.

 
Otra característica interesante de este tipo de documental es que el rodaje es muy extenso porque se siguen las peripecias de los personajes por un tiempo determinado. La obra con más publicidad de este tipo en el siglo XXI hasta el momento es Boyhood conocida en España y Latinoamérica como Momentos de una vida donde se documenta el paso de la niñez a la adolescencia de un muchacho norteamericano en un lapso de 10 años.


Si algo distingue a Balseros es que es un documental observacional y ahí radica parte de su éxito porque estamos viendo a los personajes en su entorno, sin mucho maquillaje, como son y como era el ambiente en que se movía cada uno de ellos. La única observación negativa que pude hacer de la película es que no me convence mucho el uso de la música, me parece redundante y con el único propósito de acentuar el melodrama que ya está más que claro con las fuertes imágenes que lograron captar, imágenes no solo importantes y necesarias para el filme sino también para la memoria histórica de esos convulsos días.
Por ser una obra donde todas las especialidades del cine documental funcionan como mecanismo de relojería, por lo fiel que se mantuvo a narrar los sucesos sin manipularlos en ningún sentido, por ser un documental particular que se diferencia del resto, por hacer un profundo trabajo de investigación que dio como resultado encontrar personajes únicos y diferentes entre sí y por lograr que historias de vida sean reconocidas como importantes les recomiendo ver lo antes posible el documental Balseros.

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